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Psicología del color

Una de las cosas más importantes a la hora de crear un producto de diseño es seleccionar el color o colores que van a ser los propios de ese producto, por ejemplo, en el caso de una marca, sus colores corporativos deben transmitir lo mismo que la filosofía de la marca nos cuenta.

Los creativos, para esto, nos apoyamos mucho en la psicología del color, un campo de estudio que analiza cómo nos afectan los diferentes colores, y nuestra biblia es el libro de Eva Heller “Psicología del Color”, en el que se relacionan los colores con lo que estos nos hacen sentir, y cómo combinarlos para transmitir ideas o mensajes que se nos acoplen.

Aunque hay que decir que no existiría Eva Heller sin Johann Wolfgang von Goethe que, aunque es más conocido por sus obras literarias, como Fausto, se sabe que se dedicó a múltiples áreas, tanto científicas como filosóficas, y se interesó particularmente por la óptica y la estética, experimentando con luces y prismas, fruto de lo cual publicó en 1810 “Zur Farbenlehre”, o lo que es lo mismo, “Teoría de los colores”, que recogía sus investigaciones acerca del color y marcó el inicio de la psicología moderna del mismo. Demostró que, aunque las sensaciones que provocan los colores son subjetivas, son comunes a la mayoría de individuos, y están determinadas por reacciones inconscientes de estos, así como por asociaciones inconscientes de estos colores con determinados fenómenos físicos.

Lo que Goethe buscaba era comprender las reacciones de los seres humanos a los colores, y creó un triángulo con tres colores primarios: rojo, azul y amarillo (en aquel momento aún no se sabía que los colores primarios eran realmente magenta, cian y amarillo), basado en esos prismas que empleaba para sus experimentos. Relacionó cada color con emociones, por ejemplo, asoció el azul a la tranquilidad (y aún se asocia a esto hoy en día) y lo relacionó con la razón, mientras que unió el rojo a un estado de ánimo festivo y por tanto a la imaginación. Este triángulo de primarios fue subdividido según diferentes elementos emocionales y niveles de mezclado del color: los tres primarios se situaban en los vértices del mismo y las subdivisiones se agrupaban en triángulos secundarios y terciarios, donde los secundarios representan la mezcla de los dos colores primarios contiguos y los del terciario la mezcla del color primario adyacente y el secundario directamente enfrentado a él. Es un poco complejo de entender, ya que posteriormente se empleó sencillamente la conocida rueda del color.

Así, los colores cálidos nos ponen de buen humor, nos estimulan y hasta nos excitan, y en cambio los colores fríos nos relajan; los negros y grises pueden llegar a deprimirnos mientras que los blancos nos crean positivismo. Como he dicho antes, es cierto que la percepción de cada color es propia de cada persona, y que cada uno tenemos nuestras preferencias y gustos, pero no podemos negar que tenemos ciertas reacciones físicas ante determinados colores, por ejemplo, podemos llegar a sentir más frío en una habitación pintada de azul que en una pintada de amarillo, que automáticamente sentiremos más cálida.

Volviendo a Eva Heller, ella ha dividido su libro en trece capítulos correspondientes a trece colores distintos, en los que proporciona información muy completa sobre cada uno, incluido el lenguaje, dichos populares, usos generalizados y asociaciones, y un largo etcétera de conocimientos que generan una experiencia universal sobre el color y nos ayuda a comprender mejor por qué estos colores nos evocan ciertos sentimientos.

¿Cómo me ayuda a mí en el diseño gráfico toda esta teoría? Sabemos que destacar en una sociedad que todo lo comunica mediante imágenes es extremadamente difícil, por eso hay que conectar con el público a todos los niveles y intentar transmitirles el mensaje lo más rápido posible, algo que es fundamental en la imagen corporativa: si te digo “rojo” y “refresco” ya sabes de cual estoy hablando. El color corporativo se fija en la memoria y es esencial en la estrategia de marketing: imagínate una cadena de restaurantes que en cada local tiene un esquema de color distinto, sería imposible mantener a la clientela que se desplace de una ciudad a otra ya que el recuerdo de la marca sería muy débil.

Después de todo lo que he estudiado sobre el color y añadiendo una pizca de mi experiencia, puedo ofrecer algunos consejos para mejorar tu uso del mismo:

  • El contexto importa. Puede que tu color favorito sea el amarillo y quieras montar un teatro cuya marca lleve este color: es importante saber que una superstición clásica en las artes escénicas es que el amarillo trae mala suerte.
  • Tu color favorito no sirve para todo. Como no me canso de repetir, los colores son subjetivos: te puede encantar el rojo y querer llenar tu vida de diferentes tonalidades del mismo, pero en exceso es un color que puede provocar estrés, ya que invita a la actividad: imagina pintar la habitación donde duermes toda de rojo.
  • Directo a tu memoria. Los colores menos frecuentes en nuestra vida diaria destacan sobre los demás y por tanto se graban más fácilmente en nuestra memoria. Seguro que has usado códigos de colores para prepararte un examen o una presentación, destacando lo importante con un color distinto al resto: estabas usando la psicología del color sin saberlo.
  • Hay que ser coherente. Todo lo relativo a tu marca debe estar cohesionado y ser congruente, piensa bien lo que quieres transmitir y evalúa lo que necesitas para hacerlo: el color es clave, pero el estilo de las comunicaciones también.
  • Mantén la funcionalidad. A la hora de crear la papelería para tu negocio, u otros trabajos en los que necesites que los elementos se destaquen, ten en cuenta el código de color: un tono rosa palo no destacará sobre blanco pero sí sobre negro, del mismo modo que un gris oscuro será ilegible sobre azul marino. Lo que nos lleva a…
  • Las buenas combinaciones son clave. No todos los colores combinan, aunque cada uno por separado transmita exactamente lo que quieres decir. Hay que tener en cuenta las tonalidades y el efecto que transmiten varios colores juntos: marrones y naranjas transmiten otoño, pero unidos a un texto en negro, no son demasiado atractivos a la vista.

Por hoy esto es todo acerca del color, aunque próximamente hablaré de las diferencias a la hora de trabajar con el color para pantalla o para impresión, que es algo que trae de cabeza a muchos diseñadores novatos y a la gran mayoría de profanos.

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